La hiperglucemia en pacientes hospitalizados es común (12,4-31%), hasta una tercera parte de ellos sin diagnóstico previo de diabetes. La hiperglucemia > 155 persistente en las primeras 48 horas tras un ictus, empeora el pronóstico funcional y la mortalidad, se asocia a progresión del infarto, disminuye la efectividad de la trombolisis e incrementa el riesgo de hemorragia tras la misma. Desde el punto de vista del tratamiento de los pacientes hospitalizados con DM, resulta útil establecer 3 niveles de actuación:
- En el primer día de la hospitalización, un aspecto fundamental es planificar adecuadamente el tratamiento, ya que es muy probable que el prescrito se mantenga durante la estancia hospitalaria, independientemente del control glucémico obtenido.
- El tratamiento durante la hospitalización se basa en la monitorización y el ajuste de dosis.
- De cara al alta es fundamental que para todos los pacientes con diabetes hospitalizados se disponga de una determinación de hemoglobina glicosilada (HbA1c) para establecer un plan de tratamiento adecuado.
Terapia Basal/Bolus/Corrección
La insulina subcutánea es el tratamiento de elección, bajo el régimen TERAPIA BASAL/BOLUS/CORRECCIÓN. No se usará la insulina en escala debido a la ineficacia ampliamente demostrada, trata la hiperglucemia existente pero no la previene, suelen dejar al paciente sin insulina a partir de un valor de glucemia, por encima del cual se indican dosis crecientes de insulina y se asocia a mayores incursiones glucémicas (hiper-hipoglucemias).
RECOMENDACIONES GENERALES
- Monitorizar regularmente niveles de glucemia:
- en pacientes que comen, en Desayuno, Almuerzo, Cena y a las 24:00
- en pacientes que no comen, cada 6 horas al menos (6-12-18-24)
- Se debe evitar la administración de sueros glucosados en las primeras 24-48 horas del ictus. Su uso se reserva exclusivamente para el tratamiento de episodios de hipoglucemia documentada.
- Se seguirá el régimen de insulinización Basal-Bolus-Corrección.
- La insulina es la mejor herramienta de control: La insulina subcutánea es el tratamiento de elección porque permite un control glucémico rápido y preciso. A diferencia de los antidiabéticos orales, su dosis puede ajustarse fácilmente en función de los niveles de glucosa del momento, lo cual es vital en la fase aguda del ictus, donde las necesidades metabólicas del paciente fluctúan significativamente.
- Los antidiabéticos orales son inadecuados: Los medicamentos orales no están indicados en la mayoría de los casos debido a su lenta acción y a los riesgos asociados. Por ejemplo, fármacos como la metformina no son seguros en pacientes con disfunción renal o inestabilidad hemodinámica, mientras que otros como las sulfonilureas tienen un alto riesgo de causar hipoglucemia grave, una emergencia neurológica que debe evitarse a toda costa en el ictus. Aunque la linagliptina tiene un bajo riesgo de hipoglucemia y es segura para los riñones, su lenta acción y su potencia limitada la hacen inadecuada para la respuesta rápida que se necesita en la emergencia del ictus.
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