Aunque la hipotensión arterial es menos frecuente que la hipertensión en la fase aguda del ictus, es una complicación grave que puede comprometer la perfusión cerebral y el pronóstico. Su aparición requiere una búsqueda activa de la causa subyacente.
Detección y Causas a Descartar
Ante la aparición de hipotensión (TA sistólica < 90 mmHg), se debe realizar un diagnóstico diferencial de emergencia:
Causas Asociadas al Ictus: Inestabilidad vasomotora, bradicardia severa.
Causas de Shock:
Hipovolémico/Hemorrágico: Deshidratación, falta de ingesta, hemorragia digestiva, hemorragias internas.
Cardiogénico/Obstructivo: Infarto agudo de miocardio, embolia pulmonar masiva, disección aórtica.
Séptico: Infección severa (ej. neumonía, ITU).
Causas Farmacológicas:
Antihipertensivos: Exceso de dosis o efecto prolongado de fármacos como betabloqueantes, IECA, ARA-II o diuréticos.
Sedantes y Antipsicóticos: Benzodiacepinas, opioides, neurolépticos (como la clorpromazina).
Otros Fármacos: Algunos antiarrítmicos y vasodilatadores.
Manejo Inmediato
El objetivo es corregir la causa de la hipotensión y restaurar la perfusión cerebral.
Corregir la Volemia:
Administrar un bolo de 500 ml de soluciones cristaloides (p. ej., suero salino fisiológico) de forma lenta y vigilando la respuesta.
Optimizar el Gasto Cardiaco:
Si la hipotensión no responde al aporte de fluidos, el tratamiento de elección es un fármaco vasopresor. La noradrenalina es el vasopresor de primera línea para el manejo de la hipotensión o shock, ya que tiene un perfil de seguridad más favorable que la dopamina.
La hipotensión refractaria a las medidas iniciales es un signo de shock. Se debe contactar de forma emergente con UCI para valorar el ingreso.
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